Carne, tejidos blandos, fibras. Conjunción de sangre de antepasados que ni siquiera conozco corre ciega por los circuitos. Músculos, huesos, arterias, órganos.
Frágil. Blando. Rompible.
Con poco, podría destruir todas mis materias blandas. No sería difícil.
Cortar, drenar, arrancar, limar.
No duele. Las materias blandas no duelen.
Probá.
Duele lo que no existe, lo no tangible. El centro de las materias blandas, el aura que las rodea. Ahí está todo. Ahí está el dolor. Ahí, agazapado, esperando que destruyas todas tus materias blandas para caer en la cuenta de que esa no era la lucha adecuada. Que fuiste ingenuo frente a la fragilidad del envoltorio. Se llegaba desde otro lado, pero te equivocaste de camino.
Ya no hay partes blandas, las destruiste todas. El centro quedó al descubierto, y el dolor vio la luz.
Y fue libre.
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