11 julio 2006

Oda al ser

A ella la salvo la luz. No una luz suntuosa, ni la mas brillante de todas, pero sin dudas la mas importante.
Todo comenzo asi, con la oscuridad que parecia no cesar. Que parecia no querer abandonar ese pedestal en el que se habia asentado hacia tiempo ya. No porque ella asi lo quisiera, o quizas si, o quizas era necesario para que cuando apareciera la anhelada aunque desconocida claridad sea apreciada como era debido. Porque ese tiempo en tinieblas no iba a irse sin dejar nada. Dejaba experiencia en caminar a tientas, palabras sin decir que no lograron escapar, miedo a lo que se oculta y a lo que ocultan los demas, rencores viejos sin manifestar y quizas lo mas importante de todo: momentos, vividos o no tanto, pero momentos. Todo aconglomerado ahi transformando el ahora y sin dudas el despues.
Y asi un dia la venda cayo, o nunca estuvo, los ojos se abrieron o a lo mejor nunca se habian cerrado, pero comenzaron a ver.
Y de repente.... luz, clara, hermosa y pequeña luz en toda su plenitud. Choque de circunstancias de antes y ahora bajo la misma luz que dejaba a su vez ver lo que vendria.
A ella la salvo la luz. No una luz suntuosa, ni la mas brillante de todas, pero sin dudas la mas importante: LA PROPIA.