Las puertas se abren una vez más mostrándonos la salida hacia vaya uno a saber donde. Debemos cruzarla y continuar. Nos llevamos recuerdos, canciones y algún que otro amigo.
Por eso se hace necesario transitar noches y transitar
rieles casi con la misma intensidad en que la sangre corre por nuestras venas. Porque
el viaje es simbólico, porque la distancia recorrida no se mide ni en metros ni
en kilómetros sino en momentos, en
melodías, en sabores y
desencantos.
Y así cada semana habrá un nuevo tren abriéndote las puertas
y dispuesto a acompañarte a un día más de tu vida.
Porque cada viaje no sólo nos lleva, sino que cada noche
nos hace y nos deshace y en cada riel…volvemos a nacer.-