07 enero 2011

Diario del Señor Brookshire II

El desconcierto era el rey. Las fuerzas eran cada vez menores para remar un lago ya seco.


Ni las palabras más puras arrancadas de la raíz misma del ser, esas que sólo salen cuando de repente se contempla la vida en un pestañeo, parecían funcionar.


Otra pipa encendería, y se dedicaría a tratar de subsistir.


Suspiró-




Un día más había transcurrido. Bendito sea.

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