Él sabía que la vida ya no sería la misma. Pero sería. Y a fin de cuentas, eso era lo mágico, lo inevitable, lo tentador.
Imágenes, palabras, situaciones, estímulos constantes le seguían las huellas de los pies descalzos. Era casi morbosamente perfecto que esa vida que se iba, estuviera tan presente. Era lo esperable, lo lógico diríamos.
De cierta manera extraña, lo reconfortaba. Alivianaba la entrada de esta nueva existencia que se aproximaba despacio, silbando bajito.
Eran dos intentando abrirse camino.
Aunque en realidad….era él solo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario